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sábado, 19 de noviembre de 2011

21-N Las promesas se vuelven ruegos

Existe un dicho popular "No pidas cosas, no sea que te las vayan a conceder", que encaja con la situación que se presentará cuando el Partido Popular gane las elecciones, cosa que parece cierta. Y es que el PP lleva tiempo pidiendo sopa y le van a caer tres soperas familiares de golpe.
Vamos a salir del gobierno más descabalado - en tantos asuntos- que los españoles hemos tenido y es lógico que pierdan las elecciones, porque no han sabido o no han querido hacerlo bien y nos encontramos en unas circunstancias caóticas y descapitalizados (de dinero y prestigio) algunos, y otros que son los mismos de siempre-, ganando en rio revuelto y a quienes nadie pone firmes de verdad.
Así que los escaños donde se han "escoñado" los unos, van a parar a los otros, quizá con peligrosa mayoría absoluta, nunca deseable. Y como los "otros" llevan años chillando - desde una posición enrocada de guardianes de la piedra filosofal de la solución- a todo lo que hace mal el PSOE- no podrá exigir a los españoles tiempo o aducir que la "herencia" es peor de lo que se imaginaban ( ya lo hizo el Gobierno Aznar), porque no es eso lo que han clamado y ofrecido. La promesas no pueden volverse ruegos, porque los españoles no merecen esperar más la venida de acciones que pongan freno radical a ese desmadre bancario- por llamarlo de alguna manera fina- en el que los usarios estamos perdiendo hasta la camisa. ¿Quien va a ser el guapo que meta mano a la Ley Hipotecaria para evitar lo que sucede en España? De un lado, pagamos la deuda que generan sus especulaciones de paquetes tóxicos y por otra parte- además de no aflojar la bolsa delos denarios- los bancos ejecutan hipotecas a mansalva, problema que exige al menos una mínima atención.
Parece ser que ya andan pidiendo tiempo. Mal vamos. Ya vemos como el azul se confunde con el rojo, alumbrando un color inesperado. Necesitamos un gobierno que sanee España, tanto en lo económico como en lo moral, que de ambas cosas vamos sobrados de agujeros.
La tan traída y llevada Ley de Dependencia, con cierta dosis de irresponsabilidad en su parte de financiación y en su mismo articulado, cuando no hubo más remedio, el PP la ensalzó como cuarto pilar del estado del bienestar. Hace unos días ya se les escuchaba poner pegas y cuestionar su sostenibilidad. Y en un aspecto más chusco, dejan caer que si ganan, van a reformar la Ley Antitabaco, con la esperanza de rascar algunos votillos de quienes piensan que podrán echarnos humo mientras apuran el JB.
El país no está para esperas, ni el ciudadano sufridor para mas sacrificios. Y como por el humo se sabe donde está el fuego, lo que han pedido ya les empieza a oler a chamusquina.