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martes, 24 de febrero de 2009

Cuéntame una historia, abuela...

CUENTAME UNA HISTORIA, ABUELA...

Cuéntame una historia, abuela...
“No hace mucho, una mañana,
un flautista apareció
con la cartera repleta
de créditos de favor.

No era un flautista cualquiera,
era un banquero “molón”,
engominado y experto
en mercados de valor,
en préstamos personales
y en los fondos de inversión,
experto en dinero ajeno
que en propio lo convirtió.

Con una mano prestaba
y la otra, en el cajón,
contando billetes euro
¡pero qué bonitos son!

Un albañil con galones,
listillo de profesión,
que tenía unos terrenos
con recalificació n
que un amigo choricillo
bajo cuerda le logró,
como mihura nervioso
se mete en la construcción
de pisos de lujerío
y adosados de ocasión,
de apartamentos playeros
donde tomar bien el sol.

... La gente compra que compra
y no pienses, que es mejor...

Con la paga del abuelo
y el sueldillo del mayor,
tenemos para los plazos
del chalet en Benidorm,
que tenemos un gran banco
que nos financia hasta el Sol,
y si no pagas te espera,
y paga nuestro agujero
con fondos de qué sé yo.

Y la gente no pagaba
y el flautista decidió
retirar los beneficios
en el fondo del zurrón,
tranca la puerta con fuerza
y el cartel de “No hay billetes”,
con cuatro puntas clavó...

Y observa como la palman
los pobres de la región.
Y palmados, como siempre,
no encuentran la solución...”

¿Y no se comen perdices?
¿No hay boda ,ni bendición?

Pues no, querida hija mía,
la perdiz en estos tiempos,
es casi caza mayor...

Cuéntame otra historia, abuela...
cuenta otra, por favor
pero que salga algún príncipe
aunque sea de cartón..
porque la vida es un cuento
y los cuentos, cuentos son.

José Rabanal Santander

martes, 10 de febrero de 2009

Adios a Luis Gonzalez Willemenot

Jerez de los Caballeros, esa población de silencios y secretos templarios, salpicada de historia que nunca se cuenta del todo, ha despedido a Luis G. Willemenot. Los más jóvenes quizá no recuerden o no sepan quien era Luis G. Willemenot, autor de cientos de artículos y poemas, cantando la Extremadura que ellos conocieron- y escribo "ellos" porque Luis era del grupo de mi padre, Rabanal Brito. Yo no le conocía pero le leía y admiraba su estilo y sus argumentos literarios, durante tantos y tantos años, a través de las páginas del diario HOY y múltiples publicaciones. Le admiraba sin conocerle - igual me pasa con Cervantes o Baroja- y también me gustaba charlar de vez en cuando con su hermano Alberto en la tienda Vidarte- por supuesto hablábamos de fotos y cámaras, que la cosa viene de lejos.
Luis representaba la figura lejana de ese colaborador que, desde el pueblo, nos hacía llegar los más diversos aromas locales, año tras año; y lo hacía con escritos envueltos en buena literatura, que no desemparejaba con la actualidad que nos traía. Esa buena literatura ya no es frecuente en nuestros periódicos; periclitó con la nuevas formas y el mercantilismo necesario de estos tiempos.
No obstante la pluma de Luis G. Willemenot permanece en los fondos de las hemerotecas para describir, desde el fondo de los años y el color del tiempo, cómo eran las cosas, permitiéndose el lujo de cincelar párrafos perfectos de los que aprender para construir nuestros particulares abecedarios.
Desde Jerez - en la sección de regional- llegaban los ecos de las campanas lejanas y misteriosas....
Hace tiempo no se oía la de Luis G. Willemenot. Hoy ha doblado seca y triste.

José Rabanal Santander